
POR
Alexa
Obando
Campos
Publicado el
12 noviembre 2020
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Gestionar el mar es más que peces y especies
La ausencia del componente sociocultural en la política pesquera en Costa Rica
Desde que tengo memoria, toda la vida nos hemos dedicado a la pesca, hemos pasado como familia por diferentes artes y flotas. Por las condiciones económicas es lo único que aprendí hacer realmente bien desde niño, inculcado por mis padres, tíos y abuelos, es el trabajo que sustenta a toda mi familia, la que nos ha dado de comer toda la vida y de la que me siento bastante orgulloso
(P8, comunicación personal, 2020)
Un pescador se mueve con el mar, es igual de impredecible y cuando uno entra ahí ya nunca se quiere ir. Yo he sido pescador de atún, he tenido lanchitas de pesca artesanal con trasmallo y pesqué camarón en barco semi industrial hasta el último día en que se me permitió. Y no lo puedo negar, la pesca ha sido mi vida, toda mi vida he hecho eso y no podemos decir que es lo único que sé hacer, pero es lo que hago bien y lo que más alegrías me ha dado. Si volviera a nacer, yo volvería a ser pescador, porque se lleva agua salada en la sangre
(P2, comunicación personal, 2020)
El vínculo emocional y cultural que tienen los pescadores con el mar es un relato constante que expresan los vecinos de Fray Casiano de Chacarita y Barranca de Puntarenas, comunidades mayoritariamente compuestas por familias pescadoras. La pesca además de constituirse como una fuente de ingresos, de soberanía alimentaria y un medio de vida para muchos millones de personas en el mundo (FAO, 2018), es también un hecho socio laboral y cultural, con un fuerte arraigo para sus comunidades.
Diversas investigaciones (Allison y Ellis, 2001; Ross, 2013, 2015; Santos, 2015; Trimble y Johnson, 2013; Urquhart & Acott, 2013) evidencian que las personas vinculadas a la pesca consideran en este oficio también un tema emocional y cultural, lo relacionan con familia, con lazos de solidaridad, empatía y parentesco. Estos usuarios perciben a la pesca y actividades afines como un elemento intrínseco a ellos, ya que sus primeros lazos y relaciones sociales están relacionados con la pesca desde edades muy tempranas. Por lo tanto, la intensidad del apego a la pesca como identidad, la libertad y el despliegue de su conocimiento, experiencias y habilidades, son aspectos que inciden en la dependencia a esta actividad productiva, lo que sugiere por qué muchas personas sienten que es difícil dejar completamente este oficio o acceder a otras formas de empleo (Ross, 2015).

Reed et al., (2013) consideran que la visión economicista sobre la pesca promovida por muchos gobiernos, instituciones y círculos científicos, ha invisibilizado los aportes de esta actividad a la sociedad en su conjunto y a las comunidades que dependen directamente de la extracción de estos recursos. Las políticas, intervenciones e investigaciones en gestión marina y ordenamiento pesquero se basan mayoritariamente en objetivos económicos, de conservación y biológicos, los cuales son necesarios, más no suficientes y se han traducido en un costo social sustancial (Reed et al., 2013). Las propuestas y la implementación de cambios paramétricos, no han tomado en cuenta las consecuencias sociales, económicas, psicológicas y culturales que han ocasionado en las personas, en el oficio de la pesca y en las dinámicas sociales relacionadas al poder, desigualdad, equidad, exclusión y acceso.
En un contexto de bajos rendimientos, de sobre explotación de recursos, de prácticas insostenibles, de ausencia de mecanismos reales de participación y débiles políticas de regulación, gestión y ordenamiento pesquero, han generado escenarios muy complejos alrededor del aprovechamiento de los recursos para estas poblaciones. Las intervenciones y políticas públicas no han sabido incorporar ni abordar los temas sociales y culturales de la política pesquera, “porque son la sostenibilidad y la competividad las palabras claves que desplazan las preocupaciones por equidad social y reconocimiento cultural que tiene todas las pesquerías y flotas en un territorio” (Symes & Phillipson, 2009 p.10). La identidad pesquera atraviesa las cotidianidades y los cuerpos de estas personas constantemente y los pescadores y sus familias al estar integradas por personas que trabajan en diferentes flotas alrededor de su vida, la identidad y el arraigo no son elementos que se vinculen únicamente a un sector.
La política pesquera tiene que trascender la idea de concebir en términos económicos y de conservación los océanos, mares y sus recursos, implica también el reconocimiento de una identidad pesquera, que va más allá de ingresos económicos y de reubicar a estas personas y sus comunidades en trabajos “más competitivos” y “estables”. Se debe dejar de priorizar los datos cuantitativos producidos desde espacios científicos muy reducidos e incorporar también el conocimiento tradicional y las narrativas de la vida cotidiana de quienes viven y trabajan en estos territorios marinos.
De acuerdo con Ross (2015) las principales razones por las que los pescadores critican las reglas de gestión marina y ordenamiento pesquero, es por los sentimientos locales de desconexión, la brecha que existe entre el conocimiento local y los métodos científicos y la formulación de políticas e intervenciones centralizadas, difusas y carentes de especificidad local. Esa insatisfacción con las intervenciones y la falta de mecanismos reales de participación, son las que crean barreras que impiden muchas veces el éxito de los mecanismos de gobernanza y las políticas pesqueras (Trimble & Johnson, 2013).
La problemática que atraviesan las poblaciones marino costeras en Costa Rica, es una combinación de múltiples factores estructurales, de carácter histórico, económico, político, demográfico y social. No obstante, el abordaje de estas poblaciones como sectores uniformes y homogéneos, desde políticas construidas ajenas a sus cotidianidades, no solo ha dificultado el trabajo con las mismas, sino también difuminado las diferencias de género y clase dentro de los sectores. La naturaleza heterogénea de las comunidades dedicadas a la pesca y sus distintos vínculos culturales, implican procesos simultáneos de cohesión y fractura, lo que hace de su abordaje un proceso tan complejo y de largo plazo.
Frente a un contexto de crecientes vulnerabilidades socioeconómicas y las diferentes presiones que presentan los ecosistemas marinos, resulta necesario re pensar la política pesquera e incluir completamente el componente social de la misma. Realizar un trabajo consciente, desde las bases y a partir de una escucha activa, con equipos transdisciplinarios y con miradas a largo plazo, puede ir modificando el rumbo de las intervenciones, la política pesquera y la toma de decisiones. Symes y Phillipson (2009) consideran que los depósitos de conocimiento tradicional y experto de los mismos pescadores y trabajadores afines, son los depósitos de experiencia más importantes para comprender y entender las dinámicas locales, ya que es información que no se puede adquirir ni reproducir de ninguna otra manera.
Bibliografía
Allison, E. H., & Ellis, F. (2001). The livelihoods approach and management of small-scale fisheries. Marine Policy, 25(5), 377-388. https://doi.org/10.1016/S0308-597X(01)00023-9
FAO. (2018). El estado mundial de la pesca y la acuicultura 2018: Cumplir los objetivos de desarrollo sostenible. Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
P2. (2020). Entrevista con pescador [Comunicación personal].
P8. (2020). Entrevista con pescador [Comunicación personal].
Reed, M., Courtney, P., Urquhart, J., & Ross, N. (2013). Beyond fish as commodities: Understanding the socio-cultural role of inshore fisheries in England. Marine Policy, 37(C), 62-68. https://ideas.repec.org/a/eee/marpol/v37y2013icp62-68.html
Ross, N. (2013). Exploring concepts of fisheries ‘dependency’ and ‘community’ in Scotland. Marine Policy, 37, 55-61.
Ross, N. (2015). Understanding the Fishing ‘Community’: The Role of Communities of the Mind. Sociologia Ruralis, 55(3), 309-324. https://doi.org/10.1111/soru.12094
Santos, A. N. (2015). Fisheries as a way of life: Gendered livelihoods, identities and perspectives of artisanal fisheries in eastern Brazil. Marine Policy, 62, 279-288. https://doi.org/10.1016/j.marpol.2015.09.007
Symes, D., & Phillipson, J. (2009). Whatever became of social objectives in fisheries policy? Fisheries Research, 95(1), 1-5. https://doi.org/10.1016/j.fishres.2008.08.001
Trimble, M., & Johnson, D. (2013). Artisanal fishing as an undesirable way of life? The implications for governance of fishers’ wellbeing aspirations in coastal Uruguay and southeastern Brazil. Marine Policy, 37, 37-44. https://doi.org/10.1016/j.marpol.2012.04.002
Urquhart, J., & Acott, T. (2013). Constructing ‘The Stade’: Fishers’ and non-fishers’ identity and place attachment in Hastings, south-east England. Marine Policy, 37, 45-54. https://doi.org/10.1016/j.marpol.2012.04.004
* Este texto es de carácter de opinión, responsabilidad de cada autor/a.

POR: Alexa Obando Campos
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